Es habitual ver como profesionales de éxito, con ingresos y patrimonios significativos, dedicados en cuerpo y alma a su profesión, sus clientes/pacientes, proyectos, trabajos de investigación, etc…, son incapaces de encontrar un poco de tiempo a ordenar y gestionar su patrimonio.
Las razones de tal comportamiento son muchas y variadas:
i) algunos piensan que son temas tabú,
ii) a veces se piensa que es una cuestión de expertos o de sus asesores, o
iii) simplemente no es una materia que les gusta.
Las consecuencia de esta forma de actuar son muchas y variadas, pero en casi todas se encuentran elementos comunes. La carga impositiva derivada de la generación de rentas, el mantenimiento del patrimonio o la transmisión del mismo también es elevada, en algunos casos hasta el extremo de tener que renunciar al patrimonio ante la imposibilidad de pagar los impuestos asociados.