Desde los inicios de los años 50 y durante casi 50 años, el modelo español de las embotelladoras de la compañía de Atlanta, The Coca Cola Company (TCCC), se mantuvo casi intacto. En la segunda mitad de la década del año 2000 los cambios del entorno económico y del sector de la alimentación se vuelven convulsos para el Sistema Coca Cola en España: el espectacular desarrollo de la alimentación moderna —grandes superficies, concentración de la distribución…—, la caída del volumen de las categorías más rentables, el cierre de decenas de miles de puntos de venta Horeca, el desarrollo de las cadenas organizadas en el canal fragmentado, el empuje de la marca blanca… Fruto de ello, los márgenes declinan drásticamente, tanto para los embotelladores como para TCCC.
En 2011, antiguos sones de fusión resonaban entonces con más fuerza en España, empujados por el entorno y por el presidente de TCCC. Siete empresas familiares españolas y una portuguesa (llamadas coloquialmente las “Begas”) volvían a debatir la opción de integrarse, pero la posible configuración accionarial resultante y el cómo hacerlo suponían altas barreras que habría que derribar. Algunos se preguntaban si lo único que había que hacer era “esperar a que vengan tiempos mejores”. Otros miraban a Europa y el mundo.
En junio de 2013 se produce la fusión de las 8 embotelladoras ibéricas creándose Coca Cola Iberian Partners (CCIP). Tres años después, en junio de 2016 Coca Cola Enterprises —la embotelladora en 9 países de Europa occidental— Coca Cola Erfrischungsgetränke —embotelladora en Alemania, filial de The Coca-Cola Company— y Coca Cola Iberian Partners, se fusionan creando COCA COLA EUROPEAN PARTNERS, la mayor embotelladora mundial de la empresa norteamericana.
El caso (B) presenta, a partir de 2015, la consecución de la fusión europea, la descripción de los datos básicos de las empresas fusionadas y los retos que quedaban planteados para el futuro.