El desarrollo tecnológico se hiperacelera y con él los cambios económicos, sociales y empresariales. Por ejemplo, desde que se inventó la máquina de vapor hasta que esta tecnología estaba implantada de forma general en las empresas pasaron unos 80 años. Actualmente, estos plazos de democratización de una tecnología son impensables. Por tanto, la capacidad de adaptarse parece ya no ser suficiente. Es necesario anticiparse a lo que sucederá en el futuro y prepararse para ello.
Asimismo, el propio perfil de los clientes está cambiando. En los países desarrollados, cada vez es más frecuente encontrar clientes hiperconectados a los que es más fácil llegar. Pero, al mismo tiempo, estos pueden identificar nuevos proveedores de forma sencilla fomentando la súper-competencia.
En este contexto, estamos asistiendo a los albores de la Cuarta Revolución Industrial. El abaratamiento de los sensores, los sistemas de captura, almacenamiento y gestión de datos, las redes inalámbricas interconectadas y los programas con algoritmos avanzados ofrecen un óptimo caldo de cultivo para que se desarrollen el resto de tecnologías. Si bien la penetración de estas tecnologías es aún moderada, en los próximos años asistiremos a su eclosión. Se producirá la digitalización masiva de la información y la interconexión de personas y máquinas de forma ágil y económica. Se extenderá el uso de utilidades avanzadas, como la realidad aumentada y las aplicaciones de inteligencia artificial, en las que se confiará para tomar decisiones.
El desarrollo sinérgico de las diferentes tecnologías está desarrollando un ecosistema digital y tecnológico que está propiciando la aparición de nuevos modelos de negocio potencialmente disruptivos a un ritmo desconocido hasta ahora.
¿Qué es industria 4.0?
El efecto de lo anterior en el entorno industrial es el concepto de la Industria 4.0, que representa una nueva manera de organizar los medios de producción (máquinas y personas) a través de la digitalización y la automatización inteligente de los procesos empleando tecnologías innovadoras. En la industria 4.0 las personas se interconectan con las máquinas y los programas de gestión de forma transversal, acortando la distancia entre los procesos operativos y el consumidor.
Con este nuevo paradigma industrial se pretende: predecir, planificar, producir y controlar de forma inteligente lo que genere mayor valor al cliente, haciendo que las empresas operen de manera más eficiente y sean más flexibles.
No hay duda del enorme potencial de la tecnología como motor de cambio, desarrollo y crecimiento en las empresas. Algunos estudios indican que la correcta aplicación de los conceptos de la Industria 4.0 puede llegar a ofrecer ahorros en coste del orden del 20% y, lo que es más importante, una rapidez de respuesta y flexibilidad inalcanzables bajo otros modelos. Asimismo, se ha constatado que la Industria 4.0 mejora el bienestar de sus empleados y reduce el impacto ambiental de quienes lo implantan.
La mayor parte de la gran industria está apostando de una u otra forma por avanzar hacia el modelo 4.0. No obstante, las pequeñas y medianas empresas están siendo menos proclives a incorporar estos conceptos. Las pymes deben romper barreras y prepararse para abrazar la industria 4.0, si no quieren perder competitividad y quedar abocadas a la desaparición. Ahora bien, la mera incorporación de tecnología no es suficiente (ni adecuado). Se necesita visión estratégica para evolucionar el modelo operativo y llevar a cabo la transformación 4.0. Se requerirán cambios en los procesos, sistemas y estructuras organizativas. Y, para implementarlo, nuevas competencias digitales y de comunicación.
¿Te apuntas al 4.0?