Mi primera reunión con José López Vargas fue en las Navidades de 2008; en ese momento era responsable mundial de las operaciones de Nestlé y miembro del Comité Ejecutivo de la multinacional Suiza. Para mí fue un encuentro providencial; un gran regalo de Dios para San Telmo.
Ese verano, mi maestro José Luis Lucas Tomás me había animado a escribir casos de Nestlé. San Telmo era referente para la alta dirección de las empresas de la cadena agroalimentaria en Iberia y tenía el objetivo de ser referente a nivel global. Nestlé era la empresa líder global de la industria agroalimentaria tanto en ventas como en beneficios.
José tenía 55 años y era hijo de inmigrantes sevillanos que llegaron a Suiza cuando él tenía 8 años. ¡Y consiguió hacerse ingeniero! Mientras lo hacía, luchó para que otros hijos de emigrantes españoles también estudiasen, y de hecho les ayudaba en las asignaturas de matemáticas, poniéndoles problemas y corrigiendo sus trabajos.
Estaba teniendo una carrera profesional impresionante en Nestlé. Empezó en la fábrica de Nestlé en Gerona, pasando por diversas posiciones en los siguientes países: Estados Unidos, Francia, Australia, Japón, Malasia, Singapur y, nuevamente Jefe de Mercado en Japón hasta 2007. Ese año le llamó el entonces CEO de Nestlé, Peter Brabeck-Lemathe para encargarle las operaciones de la multinacional con más de 500 fábricas repartidas por todo el mundo y hacerle responsable de Globe que era el sistema de información integrado de Nestlé. Recordaba con satisfacción su etapa como Jefe de Mercado de Japón, destacando la lealtad de las personas en aquel país, el alto nivel de respeto y educación y el enfoque en la Productividad de los recursos como una obligación moral.
Le invité a desayunar en San Telmo y me contó que se había comprado una casa en la urbanización Simón Verde porque su intención era vivir allí cuando se jubilara, ya que tanto su mujer Francisca como él eran de Bormujos, ( Sevilla). Además, allí vivía su suegra y la hermana de su mujer con su familia. Me pareció una persona educada, exigente, comprometida y con ganas de ayudarnos. Por eso le dije que nos gustaría escribir un caso sobre Nestlé y me dijo que nos organizaría una reunión en Vevey con algunos miembros del Comité Ejecutivo mundial para explorar las posibilidades.
Recibimos una llamada de su secretaria y nos convocaron a un almuerzo en las instalaciones de Nestlé en el mes de marzo. Fue en la planta sexta donde están los despachos de los Directores Generales con unas vistas magníficas sobre el lago Lehman. Uno de ellos, accedió a nuestra petición y escribimos nuestros primeros dos casos sobre Nestlé en 2009. Este fue el primer gran regalo de José a San Telmo. Desde entonces hemos escrito más de 14 casos, algunos de ellos directamente con él. José era muy respetado por todos los miembros del Comité Ejecutivo mundial y le reconocían su gran profesionalidad. Lideró uno de los proyectos más importantes de Nestlé en los últimos años, Nestlé Continious Excellence, que sólo en la primera fase aportó a los resultados de Nestlé más de 1.500 millones de francos suizos.
En el primer caso que escribimos descubrimos los Valores de Nestlé y los Principios de Liderazgo de la multinacional. José los defendía por encima de todo y tenemos muchos ejemplos prácticos en los que demostraba que se identificaba con ellos. Deleitar a los consumidores, máxima calidad de los productos, ser competitivos, cumplir las normas y respetar a las personas eran algunos de ellos. Era un lujo oírle en las aulas de San Telmo y cómo los transmitía con pasión a los participantes. Sostenía con total convicción que el nivel de calidad de los productos fabricados tenía que ser del 100%( no el 95%, ni tampoco el 99%).
Cumplía con gusto la costumbre de Nestlé de que sus altos directivos debían colaborar con instituciones sociales, regalando parte de su tiempo como ayuda desinteresada. Su disponibilidad a cualquier petición nuestra era total y ha participado en muchos Programas de San Telmo en las sedes de Sevilla y Málaga, incluso en Mérida. Recuerdo su memorable sesión en el seminario internacional celebrado en Málaga con participantes del Consejo Asesor Internacional de Política de Empresa procedentesde los cinco continentes en octubre del 2018. También ha participado en seminarios en Suiza, Moscú, Milán y Dublín. No pudo participar en Miami ya que había estado recientemente visitando fábricas de Nestlé en Irán y la administración Trump le negó la entrada. Se conectó online desde Vevey y la experiencia fue tan buena que repetimos otra videconferencia en un seminario en Bogotá con empresarios brasileños. José era un maestro en el aula y ya destacaba en los programas de Nestlé en su centro de formación de Rive Reine como uno de los mejores Profesores. Recuerdo una intervención junto al empresario Francisco Martinez Cosentino en el Programa ADEL que impactó a los participantes. También eran muy esperadas sus participaciones en los seminarios de la Cátedra Mayoral de Mejora Continua junto a Rafael Dominguez de Gor.
Gracias a su generosidad y el prestigio que tenía en Nestlé, organizamos dos seminarios en Suiza con la participación de los mejores empresarios del sector de alimentación de Iberia que ha hecho que San Telmo se consolide como la Escuela de negocios de la alta dirección de este sector de las empresas de la Cadena Agroalimentaria de España y Portugal.
Se jubiló anticipadamente y se volcó aún más con San Telmo. En sus participaciones en los Encuentros de Profesores de Política de Empresa siempre presentó su ponencia junto a la joven asistente académica, Rocío Reina, con la que colaboraba y le enseñaba. Siempre mostró una actitud de escucha y de respeto a los académicos, y sus intervenciones eran precisas, escuetas y expresadas con autoridad.
Hace varios años le propusimos pertenecer al Patronato de San Telmo y aceptó con agrado inmediatamente. Todos los Patronos me han transmitido su profesionalidad, inteligencia, cercanía y su disposición a ayudarles. Nunca se negaba a visitar alguna fábrica en Andalucía y Extremadura, pero hablaba claro y decía lo que no le gustaba. Era muy exigente y su objetivo no era agradar sino ayudar. Mi última conversación profesional con él fue para pedirle que formara parte de un Consejo Asesor Internacional del Alcalde de Sevilla y su respuesta fue:” si tú crees que puedo aportar, cuenta conmigo”.
Era un defensor de la empresa como organización que aportaba a la sociedad progreso, pero exigía a la empresa que aportara valor, cumpliera las leyes y creara valor compartido. La sostenibilidad y el medio ambiente era una condición necesaria para crear valor. Consiguió que las ONG mundiales respetaran a Nestlé por su buen hacer en este campo colaborando con ellas con transparencia, mejora continua y compromiso. Le inquietaba mucho el alto grado de tolerancia en el cumplimiento de las leyes que observaba en España, tanto en los niveles altos como en los bajos de la sociedad.
Sólo había un límite en su entrega a Nestlé y San Telmo: Su familia y, particularmente, su mujer Francisca. Alguna vez intentamos que, aprovechando sus venidas a Sevilla para pasar sus vacaciones, viniera directamente desde el aeropuerto a San Telmo para participar en alguna sesión, y siempre contestaba que tenía que acompañar a su mujer hasta su casa y llevarle las maletas. Sus hijas y sus nietos le hicieron cambiar de planes y pasar las últimas Navidades en Londres y Luxemburgo y no venir a Sevilla como era su primera intención.
En septiembre de 2019 tenía una sesión en la clausura del Programa INFOOD dirigidos a jóvenes directivos europeos. Fui a Málaga para clausurar el Programa y me encontré con la sorpresa que no estaba. Pregunté y me dijeron que había llamado para informar que tenía unas pruebas médicas y no podía venir. Era la primera vez que ocurría en 10 años. Debía ser muy importante y lo fue. Le diagnosticaron un tumor cerebral con 67 años. Fui a Suiza en noviembre e intenté visitarle, pero fue imposible. Me llamó por teléfono y estaba muy débil. Me dijo que iba a luchar hasta el final. Lo ha hecho, pero Dios le ha llamado porque estaba preparado. Ahora estará con su madre. Recuerdo una cena de los dos matrimonios en Suiza y cómo le brillaron los ojos cuando me dijo que venía de darle la cena a su madre que no le reconocía, pero le sonreía.
Las dos enseñanzas que más repetía en sus últimas sesiones en San Telmo eran que la virtud estaba en el centro. Había que ser prudentes para tomar las mejores decisiones y los extremos de los que había que huir eran ser temerarios ni pusilánime. Habría errores y se debía aprender de ellos. El único error grave era volver a cometerlo. Por otro lado, retaba a los empresarios y directivos españoles a confiar en sus empleados. Les proponía cambiar la orden de ejecutar algo por la petición de preguntarles cómo lo harían ellos. Les aseguraba que se sorprenderían.
Le vamos a echar mucho de menos, descansará en Bormujos como era su último deseo, pero contaremos con él desde el cielo y nos ayudará a nuestro desarrollo junto a otros muchos amigos de San Telmo. Me acordé especialmente de él en la Bendición y Homilía del Papa Francisco el viernes 27 de marzo al atardecer. ¡Ya estaba muy cerca de Dios!
Antonio García de Castro. Presidente Ejecutivo de San Telmo Business School.