Aunque a finales de 2015 y en los 8 años anteriores, el negocio había crecido considerablemente, también la tensión en la operación había aumentado. La empresa había experimentado escasez de piezas clave y los tiempos de producción de los asientos se habían prolongado. Era necesario aumentar la plantilla de forma significativa, pero no disponían del tiempo necesario para dar formación a las nuevas contrataciones. El stock de piezas y productos semi-acabados dentro de la fábrica empezó a aumentar de manera drástica, haciendo necesario disponer de más espacio de almacenamiento. A medida que aumentaban los niveles de stock, el personal de control de calidad detectaba cada vez más defectos en el producto final. Las revisiones de estas piezas defectuosas eran cada vez más numerosas y también aumentaban los costes internos y, desde luego, los niveles de estrés de quienes trabajaban en la empresa.