El caso se centra en la persona y dilemas de Ignacio Iriarte, quien acaba de ser contratado en la planta del Rey del Langostino, como Director de Gestión Total de la Calidad el mes pasado en la planta burgalesa de mariscos del grupo alimentario cántabro.
Al volver de un curso de formación en el corporativo Ignacio descubre por su subordinado inmediato, que se ha tenido un problema en la línea de envasado del langostino en atmósfera modificada la semana pasada. Se había encontrado que la integridad del cierre hermético no era del 100% en algunos de los paquetes utilizados en el segundo turno, aunque estaba dentro de los límites demandados por los clientes, pero el supervisor, saltándose los procedimientos de calidad de la empresa, había apartado y reprocesado personalmente el lote en la línea de producción para que se pudieran enviar y cumplir con el programa de entrega.